Algunos reportes han puesto de relieve que en una gran cantidad de casos la mayor amenaza de ataques al sistema no proviene de fuera, sino que parte desde el interior de la organización. Muchos ataques exitosos desde el exterior han necesitado de cierta ayuda inicial activada en el interior de la organización, donde por lo general nadie sospecha de este tipo de prácticas.
Un caso muy común de este tipo de ataque lo constituye el trabajador despedido o castigado que decide tomar venganza. Antes de retirarse definitivamente puede efectuar este tipo de tareas maliciosas e incluso ponerse en combinación con un atacante externo. En ciertos casos la simple introducción intencional de un virus puede acarrear efectos devastadores.
La única manera de reducir el riesgo en estos casos, consiste en planificar el acceso al sistema de modo tal que ningún elemento crítico dependa de una sola persona. Dicho de otro modo, para dañar un sistema, no debe bastar con un único individuo disconforme.
|